viernes, 24 de junio de 2011

Hablando de sexualidad... asuntos ¡íntimos!

"Soy la madre de dos hijos varones, el mayor de los cuales tiene ya trece años. Mi preocupación es que veo acercarse su paso de niño a adolescente y no sé si esperar a que se manifieste esa primera señal de que ya se ha convertido en un hombre o prepararle con antelación sobre lo que experimentará cuando descubra su primera eyaculación. ¿Qué debo hacer? ¿Conviene que sea mi marido quien hable, yo o los dos?"

La sexualidad, tal y como vemos en esta cita que Bernabé Tierno nos ofrece en su muy recomendable libro: Adolescentes, las 100 preguntas clave; es una dimensión importantísima del ser humano de la que ciertamente nos cuesta irremedisble trabajo hablar. Así, antes de responder con qué hacer, con qué sería lo más correcto, me gustaría expresaros qué es la sexualidad.

Se trata de un concepto muy amplio que incluye múltiples aspectos de la naturaleza humana ligados tanto a factores sociales, psicológicos como biológicos. Para que lo entendamos mejor, la sexualidad nos acompaña (si! a nuestros hijos también) y evoluciona con la persona desde que nacemos hasta que morimos. Está claro, que no es la misma en el varón que en la mujer, en la persona joven, adulta o anciana. Todos y todas tenemos sexualidad aunque cada uno lo viviremos de un modo diferente. Y es por esto, que no existe una edad, un momento, un modelo  o normas establecidas para expresar los sentimientos, para amar y para sentir placer. Cada adolescente, al igual que en su día nos ocurrió a nosotros, sabrá cuando se siente preparado o preparada y descubrirá qué quiere, cuándo, cómo y con quién.



Y... ¿qué pinta la familia en este punto? Pues, aunque sabemos que en muchas familias no ocurre así, la familia debería ser una fuente de apoyo e información de calidad para el y la adolescente. Para nosotros, padres y madres, lo más importante es que tratemos que sea un tema natural y frecuentemente hablado. Es verdad que con nosotros no hicieron esto, y que es justamente por ello, por lo que nos costará iniciar estos temas. Sin embargo, el esfuerzo que realicemos será seguro un punto de apoyo para nuestros hijos e hijas y fuente de conocimiento, sano desarrollo y seguridad, tanto de la sexualidad propia como ajena

¡Probablemente, por muy básicos que sean, tus consejos y experiencias le serán de gran ayuda a tu adolescente!

Más específicamente contestando a la cita del principio, puede que sea escabroso, incómodo hablar de sexo con tus hijos e hijas, pero en la medida en la que te vayas sintiendo cómodo/a hablando de sexo con tu hijo/a, desaparecerán las inhibiciones y tabúes irracionales.

Es verdaderamente importante, que la responsabilidad sea compartida entre los miembros adultos de la pareja (padres, tutores...), y que el contenido sea el adecuado para cada etapa, atendiendo a las necesidades del niño/a y a su comprensión.

Es importante, en esta etapa de la vida (pubertad y adolescencia) prepararles antes de que ocurran las cosas: hablarle a las chicas de la meunstruación, a los chicos de la primera eyaculación, y de ahí ir profundizando en las dudas, temores y preocupaciones de cada uno de nuestros y nuestras chicos y chicas, en función de cada uno.

Una buena manera de empezar, es haciéndoles conocer su propio cuerpo y su funcionamiento, que en esta época de su vida va a haber cambios (pasarán de niños a jóvenes) y de ahí no sólo explicarles la reproducción, sino la idea de que la sexualidad es el afecto, la caricia, no sólo el acto reproductivo, sino que nuestro mayor órgano que nos provoca placer y bienestar es LA PIEL!

Tampoco deberíamos olvidar el tema de preservativos, de relaciones de pareja, de la asertividad (fomentarles que se sientan seguros en sus decisiones, que sean capaces de decir que no, de hacer las cosas cuando se sientan preparados/as para ello).




Además, les podemos recomendar páginas web como la que os dejo a continuación:

http://www.harimaguada.org/sexpresan/multimedia/sexpresan.swf

En ella podrán resolver dudas, aprender de un modo interactivo y buscar todo lo que quieran saber sobre sexualidad.

Por último, recuerda que es mejor no formular juicios de valor, es mejor que nuestro hijo/a razone por qué piensa que esto esta bien o mal, por tanto, es importante que demos nuestra opinión, pero cuidado con sentenciar!

Y trata de acabar con los mitos del incipiente joven! Ya que, por un lado, los chicos/as han de reconsiderar la nueva imagen de su cuerpo sexuado enfrentándose a la fuerte presión de los estereotipos de belleza, y tienen que afrontar las distintas posibilidades y necesidades sexuales y afectivas que se les plantean. Y por otro lado, los mensajes que reciben son con frecuencia contradictorios. Esto contribuye a que vivan su sexualidad con escasas habilidades para disfrutarla de forma gratificante y saludable.

Cuanto más abierta y fluida sea vuestra comunicación, más sana será su sexualidad.

Para acabar, os dejo un vídeo muy simpático: Ruth, la madre, no ha hablado de sexualidad con sus hijos durante años, y ahora, en un momento de cambios personales afronta el tema de un modo chocante y desmesurado. Echadle un ojo y reíros, todavía estáis a tiempo de que esto no ocurra!

sábado, 18 de junio de 2011

Para comunicar, para poner límites ¿qué educación doy?

Ya hemos visto los cambios físicos, emocionales, racionales y sociales del adolescente... ¿cómo afrontarlo del mejor modo posible? ¿cómo educar sin ser permisivo, sin ser autoritaria? Aquí pues, analizaremos cómo!
Esta claro que no hay un sólo modelo, ni una varita mágica que te diga que hay que hacer y cómo actuar en cada momento...

Sin embargo, si que existen distintos patrones mediante los cuales podemos actuar. Y todos ellos se enmarcan dentro de un estilo educativo que, los psicólogos, solemos llamar democrático. Fue Diana Baumrind quien clasificó los tres primeros estilos: autoritario, permisivo y democrático, en función del grado de control y supervisión que ejercían sobre la conducta de sus hijos e hijas y grado del cariño y afecto que les demostraban. Y más tarde otros autores agregaron el patrón de negligente o indiferente.

Tal y como expresan investigadores de la Universidad de Sevilla en su programa para padres de adolescentes,las hijas e hijos de progenitores democráticos presentan niveles más altos de autoestima y de desarrollo moral, manifiestan un mayor interés hacia la escuela, un mejor rendimiento académico y una mayor motivación, consumen con menor frecuencia alcohol y otras drogas, son menos influenciables por el grupo de iguales, y presentan menos problemas de conducta en general. Por el contrario, adolescentes que han crecido en un estilo indiferente tienden a presentar toda una gama de problemas académicos, emocionales y conductuales, debido por un lado a que han carecido de un ambiente cálido y afectuoso, y por otro, a que no han tenido ningún tipo de guía ni control para su comportamiento. En niveles intermedios aparecen los adolescentes hijos e hijas de progenitores autoritarios y permisivos.















Así, desde el estilo democrático sería fundamental el afecto y la valoración al adolescente, la comunicación, los límites y por supuesto, el fomento de la autonomía. Este último punto me gustaría explicarlo más detalladamente, puesto que quizás quede un poco a la deriva tras las últimas entradas. Cuando hablamos de autonomía, nos referimos a potenciar su independencia y adultez. Algo, que por cierto, hoy día cuesta mucho por muchos padres, ya que les gustaría ser eternamente esa figura que necesita su hijo "dependiente", esa figura de protección, que sin duda con la autonomía seguirán siendo, pero a otro nivel.

La preocupación y ansiedad que los padres y las madres sienten ante la posibilidad de que sus hijas e hijos se equivoquen es totalmente comprensible, lo que no lo es tanto es que esta preocupación impida el crecimiento autónomo de los y las jóvenes y llegue a dificultar su bienestar psicológico.

Pero, tal y como os estaréis planteando, todo esto es muy abstracto y poco práctico. Es por ello que os sugiero la siguiente actividad:


- Anotad en un papel entre vosotros (a ser posible esta actividad es mucho mejor hacerla con varios o entre varios padres y madres que tengáis niños de edades similares) las últimas situaciones en las que tuvierais un conflicto o pelea con vuestro hijo o hija.

- Una vez anotada, anotad en papelitos los protagonistas y un narrador. (Ejemplo: padre, madre, hija, narrador) Y repartidlos entre vosotros (en caso de que sobren padres, mucho mejor; seréis observadores)

- El narrador pone en situación una vez se ha leído el conflicto, y cada uno actuará en función de sus intereses tratando de negociar/o no en función de su papel. (Es importante que cada uno en su papel actúe del modo en el que lo haría en su vida real).

- Una vez finaliza la historia: debate. Si ha habido observadores mucho mejor. En caso de que no los haya habido el propio narrador puede ayudar como observador diciendo lo que ha visto objetivamente.

- Ahora los protagonistas contestan:
  • ¿Cómo me he sentido?
  • ¿Cómo podría mejorar la situación?
  • ¿Ha habido diálogo? y en la vida real ¿existe diálogo?
  • ¿Qué podría sacar de esta experiencia para llevarlo a casa?

El mundo social del adolescente ¿y la familia dando un traspiés?

Los buenos momentos son mejores y las dificultades son más llevaderas cuando se comparten. Esto sucede a todas las edades, pero se aprende e incorpora sobre todo en la adolescencia.

Pero claro, incorporar lo de compartir experiencias nunca va a ser 100% a nuestro gusto. Hasta ahora, que ya los niños y niñas se hacen mayores, éramos quienes le abríamos las puertas al mundo; pero ahora quieren explorar otras visiones, y quieren tomar otras consideraciones, otros puntos de vista.

Por ello, un modo muy sencillo de cumplir con esto es pasando más tiempo con los amigos, y buscando su necesidad de identificación conjuntamente.

"Me aburro cuando estoy en casa. Mis padres me ponen de los nervios. No soporto a mi hermano. Me gustaría pasar todo el tiempo con mis amigos. Sólo cuando estoy con ellos me siento agusto. Mi gente es lo más importante para mi"

Según expertos como La Borie y Marcelli, los amigos permiten tomar cierta distancia con respecto a la familia, a los padres. Junto a ellos, el adolescente se comprende mejor a si mismo, se construye, se descubren otras formas de pensar, de reaccionar, de vivir. Es hacia los doce años cuando los adolescentes suelen aficionarse a las pandillas, y se pasa todo el día con ellos. Con la pandilla (como se puede leer en la cita) nuestro/a adolescente se siente feliz, y aunque las pautas del grupo estén en contradicción con las que le inculcan en el hogar, el chico se libra de su "culpabilidad" compartiendo gustos y objetivos.

Veamos dos vídeos que recalcan esto de lo que estamos hablando, son de publicidad, pero que mejor que analizar la publicidad que constantemente marca el ritmo de nuestros jóvenes:





Realmente, ¿quedan dudas acerca de la obviedad de con quién se lo pasan mejor?
Parece que en estas edades, la familia comienza a tener menos valor (en cuanto a necesidades de dependencia). Sin embargo, la emancipación que comienza a potenciarse no hará que la familia disminuya como elemento de importancia para el adolescente, que en muchas ocasiones la juzgará como condescendiente y preocupada por su bien; y en ocasiones, como guía y protección.

Y como padres ¿qué hacer entonces? Pues poner en marcha ciertas estrategias y habilidades básicas de afecto basado en la valoración más que en el contacto físico, de escucha abierta y sin grandes alborotos, de permitir que salga que emane la información de nuestro/a hijo/a sin presionar, apoyarles... sin olvidarnos de poner límites (negociados y razonados), "controlar" mediante la escucha activa y darles nuestro voto de confianza y por supuesto, tratar de resolver los conflictos de un modo asertivo, distanciándonos de ellos.

Para practicar con ello, os dejo una actividad, estas son las preguntas que tenéis que contestar ¿cuál es la comunicación y escucha óptima? ¿dónde crees que estás? ¿cómo podrías mejorar?, lee a continuación:


Situación 1:
Rocío es una chica de 15 años. Se acerca el fin de año y habla con sus padres para que la dejen ir a una fiesta el día treinta y uno. Escuchemos lo que dice Rocío y la respuesta de sus padres.
Rocío: «En fin de año quiero ir a una fiesta que vamos a hacer mis amigos y yo»
Madre: «¿Dónde es la fiesta?»
Rocío: «En la casa de una amiga»
Padre: «¿Van a estar los padres de tu amiga? ¿quiénes iréis a la fiesta? ¿van chicos?»
Rocío: «Los padres no estarán... sí, van algunos chicos... pero vamos mucha gente y...»Padre: «¡Ni hablar! Tú no pintas nada allí, así que ve olvidándote de fiestecitas. En fin de año te quedas con nosotros y punto»
Rocío: «¿Pero por qué no puedo ir nunca a ningún sitio? Nunca me dejáis hacer nada...»
Madre: «Mira, tu padre te ha dicho que no y es que no. Y cállate ya que siempre tienes que hacer que nos enfademos contigo. Cuando vivas sola harás lo que te dé la gana pero mientras vivas bajo nuestro techo eso es lo que hay»
Padre: «Y no quiero escucharte ni una palabra más de ese tema ¿te enteras?»
Rocío: ...

Situación 2: Pedro es un chico de catorce años. Un viernes a las once de la noche habla con su madre. Escuchemos la conversación que mantienen:
Pedro: «Me voy»
Madre: «¿Te vas a esta hora? Otra vez me dejas aquí sola...»
Pedro: «No empieces. Mira, tengo ya casi quince años. ¿Qué pasa? ¿es que no voy a poder ser libre o qué? ¿yo te digo a ti lo que tienes que hacer o si sales o entras? Me voy a una fiesta»
Madre: «¿Y a qué hora piensas llegar? ¿no vendrás a las tantas, como siempre? ¿y qué le digo yo a tu padre cuando venga?»
Pedro: «Pues dile que estoy en casa de mi amigo Carlos»
Madre: «Desde luego... siempre me andas metiendo en líos. Como tu padre se entere...»
Pedro: «Pues no tiene que enterarse a no ser que te chives tú. Pero si se entera me da igual, yo paso...»
Madre: «Mira, niño, vete ya que me vas a volver loca pero que sepas que mañana me tienes que ayudar en casa y, por lo menos, recoger tu cuarto, que lo tienes hecho una leonera»
Pedro: «Vale, vale, mañana lo recojo. Que me voy, que llego tarde...»
Madre: «Toma dinero por si lo necesitas. Y ten cuidadito, que la vida está muy mala. Y no bebas mucho,...»
Situación 3 : Tomás tiene quince años. Escuchemos la conversación que tiene con sus padres:
Tomás: «La semana que viene quiero ir con mis amigos a la playa»
Padre: «...»
Tomás: «¿No te has enterado? Que quiero ir a la playa con mis amigos»
Padre: «Mira, niño, de aquí a la semana que viene queda mucho»

Madre: «¿Has hecho los deberes hoy?»
Padre: «Eso, eso. ¿Has hecho los deberes?»
Tomás: «Sí, los he hecho. ¿Pero qué pasa con lo de la playa?»
Madre: «¿No te has enterado de lo que te ha dicho tu padre? De aquí a la semana que viene pueden pasar muchas cosas... Y ponte a estudiar un rato. Habrá que ver los deberes que has hecho tú»
Tomás: «¡Pero Jaime me va a llamar dentro de un rato para que le confirme si voy!»
Padre: «Yo me voy a la cama, que no tengo ganas de bronca»
Madre: «Voy a preparar la comida para mañana»
Tomás: «...»

Situación 4: Antonio tiene catorce años y su hermana Paula trece. Es sábado y ambos están haciendo planes para salir por la noche y llegar un poco más tarde a casa, cada uno con su grupo de amigos y amigas. Son las ocho y media de la tarde y hablan de ese asunto con sus padres. Escuchemos la conversación:
Antonio: «Papá, mamá, esta noche quiero llegar más tarde a casa»
Padre: «Y eso¿Adónde vas?»
Antonio: «Hemos quedado para dar una vuelta y seguramente vayamos al cine»
Padre: »Y ¿qué película es? ¿con quién irías? ya sabes hasta qué hora puedes estar en la calle, sólo hasta la una, como muy tarde...»
Antonio: »Venga papá... iremos Victor, Juan, Lucas... los de siempre, a ver El Señor de Los Anillos»
Padre: «Antonio, la verdad es que no me gusta que te recojas tarde, pero esta bien, llamaré a la madre de alguno de tus amigos para ponernos de acuerdo en ver quien os recoge, ¿vais a Nervión?»
Antonio: «Si, pero... papá... llevarnos y recogernos..»
Madre: «Recuerda que tienes 13 años, que no te va a pasar nada porque te recojamos, es por tu bien»
Padre: «Ya he hablado con la madre de Lucas, a las dos os recoge ella»
Antonio: «Vale, pero que nos recoja lejos de donde están las niñas...»
Los padres ríen.

Afectos y Emociones... sanos cuando se HABLA de ellos y ellas.

El amplio campo de los afectos y de las emociones en los adolescentes... En la anterior entrada hablábamos de la emocionabilidad variable, de la inestabilidad afectiva, de la hiperemotividad... Vamos que haciendo un poco de memoria, nos imaginábamos a aquel chico que describía Goethe en su obra "Las desventuras del joven Werther". Werther, como podéis ver en la imagen de la derecha, es un joven apasionado que narra sus desventuras emocionales con Lotte, una chica comprometida con otro joven que le cede su amistad.

Así, da la sensación de ser un período turbulento, plagado de "tormentas emotivas". Y es que el sistema endocrino y el desarrollo del córtex frontal (la parte más racional del cerebro) pueden fomentar este caos, sin embargo no todos los jóvenes (gracias a dios) se encuentran sujetos a dichas tormentas.

Hay ocasiones en las que no llegan a ser tormentas porque se resuelven los problemas, y esto sucede sobre todo cuando hay COMUNICACIÓN habitual entre padres e hijos.

Veamos antes de continuar el siguiente video (sacado de una serie de la que podeis aprender mucho: A dos metros bajo tierra"):




En este fragmento de la serie se ve una escena (permítanme decirlo) muy frecuente en las familias. Esta madre y esta hija estan muy lejos de la comunicación fluida, de la confianza. Esto hace que Ruth (la madre) se sienta insegura y tienda a sacar conclusiones incorrectas acerca de su hija. No sabe, ni controla acerca de su hija, sus amigos, sus relaciones, sus emociones... y claro esta sus relaciones sexuales.

Claire (la hija) actúa radical, visceral, hostil... sin embargo cabe pensar: es que su madre se encuentra tan lejos de ella... Y claro, aquí radica el problema, la conducta de esta pequeña/gran adolescente no está satisfecha, tiene necesidades (desarrolladas por Schneider) que no están cubiertas y no lo han estado desde hace tiempo:
- Autonomía: "No necesito ayuda" Claire actúa en defensa de su independencia emocional, para ella parece que su madre quiere seguir protegiéndola.
- Seguridad: En su diálogo se respira incomprensión, y es sencillo: Claire esta totalmente perdida, sus amigos le han dado de lado y ni siquiera tiene el apoyo de su madre; entre otras cosas es por esta incoherencia emotiva, por su falta de confianza por lo que salta tan repentinamente ante la desafortunada pregunta de Ruth
- Libertad experiencial: Necesidad por la que toma las conductas irreflexivas como "coger el pie de un muerto que había en su casa (ya que su familia trabaja en una funeraria) y metérselo en la taquilla a un chico de su instituto". Pero que no le hace ser "patológicamente impulsiva"
- Afecto: No hay atisbo de confianza ni reconocimiento o valoración.

En cuanto a Ruth, su conducta desde un principio es negativa, tiene algo en su cabeza a lo que no para de dar vueltas y es por ello que desde el comienzo del diálogo ya esta preocupada, tono que con frecuencia pone en alerta a nuestros y nuestras adolescentes. Comienza diciendo: "Ya sé que pensarás que soy vieja y estúpida".... "pero te quiero igual que te he querido siempre y estoy preocupada por ti" Pero ya este mensaje no esta funcionando, está actuando como si Claire fuera una niña, no le está dando valor ni responsabilidad a los actos que ésta realiza.

¿Qué ocurre aquí? El mensaje es "corrosivo" para Ruth que finalmente queda estupefacta, probablemente porque hay carencias de comunicación. Son dos desconocidad, ya lo dice Claire (nunca ha habido diálogo entre madre e hija). Sin embargo, algo importante a tener en cuenta es que cuando un joven confiesa algo que atenta directamente contra los valores de la familia, lo hace porque ha jugado con fuego, pero no aguanta más el calor. Por ello, lo cuenta, aún a riesgo de castigo y por ello lo cuenta sin tacto, como una bomba de relojería.

En casos como estos ¿qué debemos valorar?
                                                                                *Un buen ejercício sería realizar esta reflexión con el fragmento expuesto anteriormente

1. Si el clima es el adecuado
2. Si el problema le supera y el cargo de conciencia es grave o no.
3. Qué persigue al contarlo:

    - Tranquilizarse.
    - Descargarse ante vosotros/as.
    - Traspasar la responsabilidad.
    - Demostrar que ya no es dependiente ni dócil.
    - Sacar a luz un mensaje peor implícito.

Una vez analizado, conviene tener previsto qué hacer y qué decir después: orientarle, proponerle claves o metas comunes, mantener más orden y control sobre tu hijo/a...Os aconsejo:
  • Lo primero que os sentáis cómodos, y agusto, que el clima sea tranquilo cuando tengáis un conflicto.
  •  Es importante que establezcais cuales serán los límites y reglas de la conversación, no sois amigos, sois padres y madres e hijos e hijas; esto deben de entenderlo. Además al establecer reglas deberíais explicarlas, hacer mención a por qué es esto de este modo y no de este otro modo; y claro esta, hacedlo con calma.
  • Que escuchéis plenamente, no interrumpáis (que escuchéis antes de hablar)
  • Que valoreis sus sentimientos, le comprendais de verdad y además lo expreseis: te comprendo, entiendo lo que dices...

Lo primordial... conservar la calma

Ello te permitirá encontrar la respuesta más adecuada.            

CONSTRUIRSE UNO POR DENTRO.

¿Recuerdas ese tiempo en el que todo te parecía un mundo por explorar?... pues, estabas entrando en la adolescencia, en esa etapa en la que exploras tu identidad, tu rol en la sociedad, en la familia entre tus amigos... exploras el mundo y por ello: la sexualidad, la muerte, los límites, los modos de ser útil, importante, eficaz. Esta exploración intensa, llena por supuesto de incoherencias (ser grandes defensores de la naturaleza pero tirar basura en cualquier sitio), es característica de la adolescencia, y claro, también imprescindible, ya que con ella es con la que nos fuimos ajustando al mundo adulto.

Esto se debe "científicamente" a que el pensamiento concreto comienza a moverse al abstracto (es decir, el pensamiento comienza a basarse en hipótesis o proposiciones más que en meros objetos o eventos concretos).

Y, efectivamente, es por ello que durante la adolescencia, tu hijo/a está mucho más centrado en sí mismo/a que en los demás: creen que son los únicos que pueden sentirse así, que sólo a ella le ocurren estas cosas, que ¡quién va a entenderlo!, y claro esta, ¡menos aún mi familia! Pero... ¡qué curioso! esto es una paradoja, ya que aunque aumenten los conflictos con la familia y aunque se distancie de esta, los  y las adolescentes expresan, a menudo, actitudes que asignan un fuerte valor a la familia y al papel de los padres.

Además de esto, nuestros hijos e hijas han comenzado a usar ropa diferente, se peinan de un modo distinto, escuchan otra música, es decir, empiezan a mostrar un intenso interés en gustos personales y apariencia física, que por supuesto, va ligado a la búsqueda de la propia identidad. Una recomendación en este punto, es que posiblemente, muy posiblemente, nos resulte ridículo e incluso irritante, este nuevo "look" de nuestro hijo o nuestra hija, pero ¡cuidado! esta es una lucha personal, no con nuestro adolescente; tenemos que aprender a tolerar y respetar su gusto, lo importante para su educación, para su desarrollo óptimo, no es vestirse de un modo u otro, peinarse de esta o aquella forma o escuchar tal o cual música, lo importante es comunicarnos, saber poner los límites y negociar con él o con ella.

Finalmente, las emociones exageradas y variables así como cierta inconsistencia en su comportamiento comenzarán a ser habituales: su hijo/a pasará de la tristeza a la alegría o de sentirse los más inteligentes a los más estúpidos con rapidez. Es curioso, trata de acordarte de esta época, cómo te gustaba que tu madre te cuidara en casa o te diera quizás un beso, y cómo a los cinco minutos te quejabas porque “ya no soy un niño/a”.
Esto es, la forma de expresar los sentimientos; los besos y abrazos de la niñez pasan a leves gestos de cabeza. Las expresiones de afecto hacia la familia les pueden parecer ridículas (“cosas de niños”). 

Pero ¡ATENCIÓN! son cambios en la forma de expresarse, no cambios en los sentimientos hacia sus amigos, familiares o seres queridos.

sábado, 11 de junio de 2011

LA PUBERTAD, EL PRIMER GRAN CAMBIO.

 
Nuestros niños... nosotros mismos, tenemos un cuerpo que está en constante cambio  desde el día en que nacimos. Al nacer, sucedió el primer gran cambio, un pequeño ser que iba creciendo de muy poco en muy poco llegaba a la vida y hacía que una familia (del tipo que fuera) se conformara debido a la gran necesidad y dependencia de esta pequeña gran personita. 

Y si... llenaba nuestra vida, la vida de las personas que le rodeaban, un mundo entero les quedaba por descubrir. Y claro, los padres, todo teníamos por enseñar... y enseñando, enseñando... sin darnos cuenta comenzamos a tener miedos y dudas... la pubertad andaba enseñando las orejas; estirones, cambios de voz, pelillos, curvas por todos lados...

Comencemos pues con algo básico: ¿qué es la pubertad? Pues bien, se trata de un proceso de cambio que puede durar un año y prolongarse hasta seis. Cada niño tendrá su propio calendario, y cada cuerpecito decidirá cuando comenzar a desarrollarse. En varones por ejemplo, el cambio puede comenzar desde a los 10 como hasta los 17 años, mientras que en las chicas, los cambios pueden comenzar a los 8 o a los 14 años. Estos cambios ocurrirán en dos vías paralelas: cambios físicos y cambios emocionales.
Quizás sepamos más de los estirones, de la barba, del crecimiento de las mamas... son cambios que se observan con mayor facilidad, son los cambios físicos; pero es que las hormonas... que son las que están detrás de todo este proceso, también causan los cambios emocionales. Pero no nos adelantemos... comencemos por el principio:
Todo comienza en el cerebro, la pubertad comienza en el hipotálamo, una glándula endocrina, es decir, zona del cerebro encargada de segregar hormonas. Así, cuando el cerebro sabe que una persona se acerca a la madurez sexual, libera sustancias químicas que activan a dichas glándulas endocrinas. El hipotálamo envía entonces señales a la hipófisis, otra glándula, que fabrica hormonas cruciales para el desarrollo del chico o la chica.
En las chicas es la hormona folículoestimulante o FSH, que estimula el crecimiento de los folículos de los ovarios, produciendo estrógenos (hormona sexual femenina) Y es este estrógeno, el que actúa sobre el cuerpo de la niña desarrollándolo, y produciéndole sensaciones sexuales, y las emociones intensas.

Y esque con frecuencia, al llegar la pubertad, con ese segundo gran acontecimiento de nuestro hijo o hija, al comenzar este principio de adolescencia alocada... todas las dudas se concentran en la cabeza... que si novios, que si respuestas, discusiones por salir a la calle, botellón... El miedo de ver que nuestros hijos pasarán por problemas relacionados con tres áreas: los conflictos con nosotros (madres y padres), la inestabilidad emocional, y las conductas de riesgo.  

Pero claro, al pensar en todo esto estamos dejando de lado el por qué ocurre y el por qué tenemos miedo... Su respuesta: carácter transitorio y rápido de esta etapa, con los cambios físicos y psíquicos que conlleva y con los nuevos roles que chicas y chicos tendrán que asumir. Está claro que la adolescencia es una etapa veloz, en la que hay que adaptar muchos cambios en muy poco tiempo, y tenemos (en este breve período) que asumir que nuestros hijos comienzan a entrar en nuestro mundo como iguales.

Sin embargo, pese a lo expuesto, tal y como apunta un experto en esta materia: “No hay que olvidar que la mayoría de adolescentes irán adaptándose de una forma saludable a los cambios experimentados, y resolverán satisfactoriamente las tareas que se les presenten, por lo que para muchos esta será una etapa feliz y sin especiales dificultades, marcada por la adquisición de nuevas capacidades y por la adopción de nuevos roles”.

Finalmente, dejo dos libros que recomiendo que lean vuestros hijos, para un sano desarrollo. Son cortitos y sencillos!


  

jueves, 9 de junio de 2011

Adolescentes como ellos, ¿como nosotros?


Esta foto es muy gráfica de la adolescencia... pero te invito a mirarte. Mírate, no por fuera como están ellos, no en la forma de vestir, mírate por dentro y reflexiona con ayuda de esta cita de Antonio Escaja Miguel (Psicopedagogo):

"la mujer o el hombre auténtico, real, no es el hombre perfecto, sino el hombre o la mujer que acepta sus límites como motivación para su crecimiento. Tampoco la mujer o el hombre equilibrado es el hombre sin conflictos, sino el hombre con "tensión existencial", con fuerza interior suficiente para hacer frente a sus propias dificultades y frustraciones más íntimas.
Tal vez la mujer o el hombre verdadero sea el hombre-adolescente, siempre en movimiento y crecimiento constante, en tensión hacia el futuro de sus posibilidades, que son inagotables".

Por ello... al seguir este Blog, al leerlo y reflexionarlo, vas a adolescentizarte, porque al leer sobre adolescencia, siempre, de un modo u otro, te encuentras contigo mismo/a.

Adolescentes en net, tu guía sobre adolescentes

LAS MADRES Y PADRES DEBEN SABER: 

Que los/as adolescentes tienen la necesidad psicológica de independizarse de sus padres y madres.

Que tienen que afrontar muchos cambios en poco tiempo.

Que la imagen que poseen de sí mismos/as es muy dependiente de lo que nosotros les decimos y manifestamos.

Que tienen que elaborar su proyecto vital de forma autónoma.

Que aprenden por su propia experiencia.

Que son personas diferentes a nosotros.