Pero claro, incorporar lo de compartir experiencias nunca va a ser 100% a nuestro gusto. Hasta ahora, que ya los niños y niñas se hacen mayores, éramos quienes le abríamos las puertas al mundo; pero ahora quieren explorar otras visiones, y quieren tomar otras consideraciones, otros puntos de vista.
Por ello, un modo muy sencillo de cumplir con esto es pasando más tiempo con los amigos, y buscando su necesidad de identificación conjuntamente.
"Me aburro cuando estoy en casa. Mis padres me ponen de los nervios. No soporto a mi hermano. Me gustaría pasar todo el tiempo con mis amigos. Sólo cuando estoy con ellos me siento agusto. Mi gente es lo más importante para mi"
Según expertos como La Borie y Marcelli, los amigos permiten tomar cierta distancia con respecto a la familia, a los padres. Junto a ellos, el adolescente se comprende mejor a si mismo, se construye, se descubren otras formas de pensar, de reaccionar, de vivir. Es hacia los doce años cuando los adolescentes suelen aficionarse a las pandillas, y se pasa todo el día con ellos. Con la pandilla (como se puede leer en la cita) nuestro/a adolescente se siente feliz, y aunque las pautas del grupo estén en contradicción con las que le inculcan en el hogar, el chico se libra de su "culpabilidad" compartiendo gustos y objetivos.
Veamos dos vídeos que recalcan esto de lo que estamos hablando, son de publicidad, pero que mejor que analizar la publicidad que constantemente marca el ritmo de nuestros jóvenes:
Realmente, ¿quedan dudas acerca de la obviedad de con quién se lo pasan mejor?
Parece que en estas edades, la familia comienza a tener menos valor (en cuanto a necesidades de dependencia). Sin embargo, la emancipación que comienza a potenciarse no hará que la familia disminuya como elemento de importancia para el adolescente, que en muchas ocasiones la juzgará como condescendiente y preocupada por su bien; y en ocasiones, como guía y protección.
Y como padres ¿qué hacer entonces? Pues poner en marcha ciertas estrategias y habilidades básicas de afecto basado en la valoración más que en el contacto físico, de escucha abierta y sin grandes alborotos, de permitir que salga que emane la información de nuestro/a hijo/a sin presionar, apoyarles... sin olvidarnos de poner límites (negociados y razonados), "controlar" mediante la escucha activa y darles nuestro voto de confianza y por supuesto, tratar de resolver los conflictos de un modo asertivo, distanciándonos de ellos.
Para practicar con ello, os dejo una actividad, estas son las preguntas que tenéis que contestar ¿cuál es la comunicación y escucha óptima? ¿dónde crees que estás? ¿cómo podrías mejorar?, lee a continuación:
Parece que en estas edades, la familia comienza a tener menos valor (en cuanto a necesidades de dependencia). Sin embargo, la emancipación que comienza a potenciarse no hará que la familia disminuya como elemento de importancia para el adolescente, que en muchas ocasiones la juzgará como condescendiente y preocupada por su bien; y en ocasiones, como guía y protección.
Y como padres ¿qué hacer entonces? Pues poner en marcha ciertas estrategias y habilidades básicas de afecto basado en la valoración más que en el contacto físico, de escucha abierta y sin grandes alborotos, de permitir que salga que emane la información de nuestro/a hijo/a sin presionar, apoyarles... sin olvidarnos de poner límites (negociados y razonados), "controlar" mediante la escucha activa y darles nuestro voto de confianza y por supuesto, tratar de resolver los conflictos de un modo asertivo, distanciándonos de ellos.
Para practicar con ello, os dejo una actividad, estas son las preguntas que tenéis que contestar ¿cuál es la comunicación y escucha óptima? ¿dónde crees que estás? ¿cómo podrías mejorar?, lee a continuación:
Situación 1: Rocío es una chica de 15 años. Se acerca el fin de año y habla con sus padres para que la dejen ir a una fiesta el día treinta y uno. Escuchemos lo que dice Rocío y la respuesta de sus padres.
Rocío: «En fin de año quiero ir a una fiesta que vamos a hacer mis amigos y yo»
Madre: «¿Dónde es la fiesta?»
Rocío: «En la casa de una amiga»
Padre: «¿Van a estar los padres de tu amiga? ¿quiénes iréis a la fiesta? ¿van chicos?»
Rocío: «Los padres no estarán... sí, van algunos chicos... pero vamos mucha gente y...»Padre: «¡Ni hablar! Tú no pintas nada allí, así que ve olvidándote de fiestecitas. En fin de año te quedas con nosotros y punto»
Rocío: «¿Pero por qué no puedo ir nunca a ningún sitio? Nunca me dejáis hacer nada...»
Madre: «Mira, tu padre te ha dicho que no y es que no. Y cállate ya que siempre tienes que hacer que nos enfademos contigo. Cuando vivas sola harás lo que te dé la gana pero mientras vivas bajo nuestro techo eso es lo que hay»
Padre: «Y no quiero escucharte ni una palabra más de ese tema ¿te enteras?»
Rocío: ...
Situación 2: Pedro es un chico de catorce años. Un viernes a las once de la noche habla con su madre. Escuchemos la conversación que mantienen:
Pedro: «Me voy»
Madre: «¿Te vas a esta hora? Otra vez me dejas aquí sola...»
Pedro: «No empieces. Mira, tengo ya casi quince años. ¿Qué pasa? ¿es que no voy a poder ser libre o qué? ¿yo te digo a ti lo que tienes que hacer o si sales o entras? Me voy a una fiesta»
Madre: «¿Y a qué hora piensas llegar? ¿no vendrás a las tantas, como siempre? ¿y qué le digo yo a tu padre cuando venga?»
Pedro: «Pues dile que estoy en casa de mi amigo Carlos»
Madre: «Desde luego... siempre me andas metiendo en líos. Como tu padre se entere...»
Pedro: «Pues no tiene que enterarse a no ser que te chives tú. Pero si se entera me da igual, yo paso...»
Madre: «Mira, niño, vete ya que me vas a volver loca pero que sepas que mañana me tienes que ayudar en casa y, por lo menos, recoger tu cuarto, que lo tienes hecho una leonera»
Pedro: «Vale, vale, mañana lo recojo. Que me voy, que llego tarde...»
Madre: «Toma dinero por si lo necesitas. Y ten cuidadito, que la vida está muy mala. Y no bebas mucho,...»
Situación 3 : Tomás tiene quince años. Escuchemos la conversación que tiene con sus padres:
Tomás: «La semana que viene quiero ir con mis amigos a la playa»
Padre: «...»
Tomás: «¿No te has enterado? Que quiero ir a la playa con mis amigos»
Padre: «Mira, niño, de aquí a la semana que viene queda mucho»
Madre: «¿Has hecho los deberes hoy?»
Padre: «Eso, eso. ¿Has hecho los deberes?»
Tomás: «Sí, los he hecho. ¿Pero qué pasa con lo de la playa?»
Madre: «¿No te has enterado de lo que te ha dicho tu padre? De aquí a la semana que viene pueden pasar muchas cosas... Y ponte a estudiar un rato. Habrá que ver los deberes que has hecho tú»
Tomás: «¡Pero Jaime me va a llamar dentro de un rato para que le confirme si voy!»
Padre: «Yo me voy a la cama, que no tengo ganas de bronca»
Madre: «Voy a preparar la comida para mañana»
Tomás: «...»
Situación 4: Antonio tiene catorce años y su hermana Paula trece. Es sábado y ambos están haciendo planes para salir por la noche y llegar un poco más tarde a casa, cada uno con su grupo de amigos y amigas. Son las ocho y media de la tarde y hablan de ese asunto con sus padres. Escuchemos la conversación:
Antonio: «Papá, mamá, esta noche quiero llegar más tarde a casa»
Padre: «Y eso¿Adónde vas?»
Antonio: «Hemos quedado para dar una vuelta y seguramente vayamos al cine»
Padre: »Y ¿qué película es? ¿con quién irías? ya sabes hasta qué hora puedes estar en la calle, sólo hasta la una, como muy tarde...»
Antonio: »Venga papá... iremos Victor, Juan, Lucas... los de siempre, a ver El Señor de Los Anillos»
Padre: «Antonio, la verdad es que no me gusta que te recojas tarde, pero esta bien, llamaré a la madre de alguno de tus amigos para ponernos de acuerdo en ver quien os recoge, ¿vais a Nervión?»
Antonio: «Si, pero... papá... llevarnos y recogernos..»
Madre: «Recuerda que tienes 13 años, que no te va a pasar nada porque te recojamos, es por tu bien»
Padre: «Ya he hablado con la madre de Lucas, a las dos os recoge ella»
Antonio: «Vale, pero que nos recoja lejos de donde están las niñas...»
Los padres ríen.
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